El Ego y las Mujeres

Si el hombre y la mujer son iguales. ¿Por qué esta diferencia en cuanto al posicionamiento de objeto deseado? ¿En qué momento la mujer como sujeto social se ubica como objeto de forma tan evidente a nuestros ojos y al mismo tiempo tan naturalizada? Seguramente encontremos múltiples aristas. Pero quisiera centrarme en una que es tan evidente que se vuelve invisible: El EGO

Mariela estaba siguiendo los pasos esperables de acuerdo a lo que pensaba de su rol. Entregarse en la primera o segunda cita estaba fuera del patrón de comportamiento. Debía esperar. Más allá de lo que su deseo indicara. Su ego la estaba protegiendo de lo que yo pudiera pensar. Tal vez de lo que sus amigas pudieran pensar si se lo contaba, y la estaba protegiendo también de ella misma. Desde un estereotipo muy arraigado.

– Y bueno, ahí tenés -continuó -Evidentemente a las mujeres esto nos vibra de otra manera.
-¿Qué quiere decir eso?
-Que lo sexual claramente pasa por otro lado, o tiene otro impacto. O lo tomamos como un medio. Supongo que lo que realmente queremos, y lo que más fuerte vibra en nosotras no es tanto el acto sexual sino todo lo que eso trae. Que tiene que ver con otras cosas -confesó Luciana.

-No le dije nada. Me levanté y me fui a mi cuarto llorando. No le hablé por 4 meses. Y todavía la relación está tirante -confesó.
-¿Y por qué no le dijiste nada? -Nuevamente estaba dispuesto a perforar la capa del ego que Carina no lograba visualizar.
-Porque yo sé lo que es estar disconforme con tu cuerpo. Y si le decía algo podía llegar a lastimarla mucho.
-Pero ella lo hizo con vos -insisití.
-Por eso te digo que muchas mujeres son así. No sé si te lo dicen tan de frente y crudamente como lo hizo ella. Pero lo piensan seguro. Y tarde o temprano lo deslizan con una sutileza o una mirada o lo que sea -El ego estaba mostrando su cola.
– ¿Por qué te afecta tanto? ¿Por qué a las mujeres les afecta tanto lo que diga otra mujer?
En ese momento se quedó pensando un rato. Su tono había cambiado. Sus ojos eran los mismos pero al observarla, se notaba cómo su mirada había dejado de posarse mentalmente sobre el afuera, sobre su hermana y las demás mujeres que la hubieran lastimado con algún comentario hiriente, y se volvió hacia su interior, donde unos segundos después encontraría la respuesta.
-Porque tengo baja autoestima -sentenció.

Así como la persona exigente siempre buscará elevar el estándar de valoración de las cosas, lo mismo hará con el estándar de valoración de sí misma. Si esto se da de manera extrema, se podrá observar que “ella, nunca será suficiente para ella misma”. Siempre habrá una exigencia mayor para ser valorada por sí misma. Entonces su autoestima estará siempre en grados bajos de aceptación.

“La mujer tiene una capacidad enorme y podría dominar el mundo mejor que el hombre”, asegura Carla. Si bien es un cambio de época, estamos asistiendo a los dos primeros niveles de este cambio. ¿Cuánto de estos cambios se han cristalizado en el nivel más profundo? ¿Cuán homogéneo es este cambio en las mujeres, si nos vamos al nivel de las creencias? Más allá de los movimientos en la superficie, y algunas habilidades que los hombres vienen desplegando en el terreno doméstico y las mujeres vienen incrementando en el terreno laboral y material. ¿Cuántas de ellas realmente creen en este cambio? ¿Cuántas pueden sentirse empujadas hacia algo que tal vez en su fuero íntimo no desean? ¿Cuál es el ancla que le impide acelerar su rumbo hacia ese cambio?

De alguna manera, el ego termina igualando a las mujeres que una y otra vez, repiten los patrones de conducta, comportamientos, acciones y decisiones típicas de lo esperado en situaciones tipificadas de su realidad. Y logra anular, inhibir y desarticular lo más preciado que cada una de ellas tiene. Lo más específico y particular que la compone individualmente. Lo más singular y atractivo.

De alguna manera, el ego termina igualando a las mujeres que una y otra vez, repiten los patrones de conducta, comportamientos, acciones y decisiones típicas de lo esperado en situaciones tipificadas de su realidad. Y logra anular, inhibir y desarticular lo más preciado que cada una de ellas tiene. Lo más específico y particular que la compone individualmente. Lo más singular y atractivo.

El ego se sube a esas historias que cargamos al hombro y nos dice que las sostengamos. porque son las que nos permitieron llegar hasta aquí. Pero en un momento, comienzan a pesarnos. Ya no queremos cargar con ese peso, o bien, sin darnos cuenta, nos empieza a quitar fuerzas, energías, y nos sentimos cansados, agotados cuando alguna situación nos la vuelve a traer al presente.

-Porque las mujeres tenemos ese karma que viene de la sociedad. Mi familia, mis amigas. Si alguien me pregunta cómo les fue a los chicos en el odontólogo, yo no le puedo responder: “no tengo idea porque los llevó el padre”. Eso me pesa – Comenzábamos a deconstruir juntos aquella estructura.

-Es culpa pero hacia mí, por no haber estado. No por el qué dirán de mi familia y amigos. En cuanto a los hijos creo que la mayoría de las mujeres tenemos que estar presentes porque si no sentimos como que faltamos como mamá -Allí estaba el Ego, listo para ser identificado y liberar su autenticidad.

-Yo creo que de alguna manera la mujer lo hace porque necesita todavía sentirse con ese poder sobre la familia, más que un delegar.

Lo que puse de un lado, donde puse mucha energía, y que está evolucionado, el costo fue todo lo personal. Y esto lo digo porque en muchas entrevistas, cuando me hablan del liderazgo femenino, se muestra solo esa parte, pero tiene un costo altísimo.

Cuando el Ego comienza a jugar con nuestro temor, con nuestra necesidad de encajar, de obtener resultados que debemos conseguir y por tanto luchas de reivindicación que debemos librar, allí es donde cortamos el paso a nuestro ser auténtico. Porque “las mujeres no son todas iguales”, ni siquiera una misma a lo largo de su vida, a lo largo de un año, a lo largo de un mes. Lo que queremos, lo que deseamos, se dirime de manera instantánea. Y en eso radica el poder de ser genuinos. La fuerza de la autenticidad.
Veamos cómo hacerlo.